Castillo de Butrón

El castillo de Butrón es un castillo neogótico de origen medieval ubicado en Gatica, en la provincia de Vizcaya.
Los orígenes del edificio se remontan a la Edad Media, cuando existía en el lugar la casa-torre del linaje de los Butrón, si bien su aspecto actual responde a una profunda remodelación efectuada en el siglo XIX por el marqués de Cubas.

Este singular e histórico inmueble tiene una superficie total superior a los 2400 m² y está situado en un parque con más de 35 000 m², un entorno privilegiado con innumerable y diversa fauna y flora. Los muros del castillo tienen un grosor de más de cuatro metros.

Leyenda indígena

Hace mucho que no os subo leyendas… aquí tenéis una preciosa leyenda indigena, en esta ocasión de las tierras venezolanas.

Cuenta la leyenda indígena que estos ríos simbolizan dos amantes condenados a estar juntos pero nunca mezclarse…
El Orinoco (hombre) y Caroní (mujer), se enamoraron. Nadie tiene la culpa de que hayan nacido en sitios diferentes, pero sus corazones latían de emoción cuando a través del viento se acariciaban. Los dioses se opusieron y ellos desafiando los obstáculos acordaron encontrarse lejos de la montaña y juntos ir al inmenso mar azul. Ese era el sueño y lo cumplieron, de lo ortodoxo y heterodoxo hicieron una sola teoría.

Esa es la verdadera grandeza de la naturaleza, que tarde o temprano une lo que tiene que unir. Los cientos de admiradores vestidos de afluentes que caían rendidos a los pies de Caroní, no lograron quebrar sus sentimientos. Ella no flaqueó ni un instante en su anhelo de encontrarse con su novio amado, y el día que lo hicieron, se dieron un beso suave y silencioso entre burbujas de agua dulce. Agarrados de la mano se fueron a recorrer el mundo a través de las corrientes oceánicas.

A veces el Orinoco se vuelve rebelde y altanero, pero apenas un guiño de Caroní, este se calma. En el fondo ambos se respetan, ambos se necesitan. En la mirada profunda se notan que se aman, que se cuidan y protegen. Cuando Orinoco está sofocado por el calor, Caroní le sopla el viento para refrescarlo. De igual manera, cuando Caroní tiene mucho frío, entonces Orinoco la arropa de calor. Ese gesto de ayuda mutua es el amor, es la paz y la libertad.

Él Principito

El Principito

¿A que no sabían que “La Rosa” no era solo un personaje cualquiera?

Para todos los amantes de “El Principito”, ¿a que no sabían que “La Rosa” no era solo un personaje cualquiera? Este personaje resulta ser la salvadoreña Consuelo Suncín, esposa de Antoine de Saint Exupery, mujer controversial considerada por algunos una mujer adelantada a su época y para otros, una mujer con vocación “puteril” (así dicen los libros).

Hija de un General dueño de fincas cafetaleras, a los 18 años consigue una beca y se va a Estados Unidos a estudiar inglés; esto dice mucho de ella, ya que salir de su casa en esa época era algo muy mal visto. Se casa con un militar mexicano, aunque después se supo que solo era un vendedor de pinturas caseras.

Consuelo decide divorciarse meses antes de que su esposo muriera en un accidente de ferrocarril.

Viuda y con ganas de comerse al mundo, llega a México con una carta de recomendación y solicita entrevistarse con José Vasconcelos, si, el mismo que dijo “por mi raza hablará el espíritu”; este personaje la hace esperar por dos horas y cuando al fin la recibe, le dice: “una mujer bonita, joven y viuda no necesita trabajar, puede ganarse la vida con sus encantos”.

Consuelo insiste en una segunda entrevista y aunque Vasconcelos no le da el empleo, le ayuda para estudiar Derecho, se enamora de ella y tienen un romance de esos con notas de mil colores.

La lleva a París y conoce al prosista guatemalteco Enrique Gómez Carrillo, quien en su tiempo era considerado el más exitoso escritor latinoamericano. Consuelo lo abandona y se casa con Gómez Carrillo.

Despechado, Vasconcelos le dedica varias páginas en sus memorias y dice que el romance con el príncipe de los cronistas es debido a la vocación “puteril” de su amada.

Vuelve a quedar viuda pero ahora con mucho dinero, así que bonita, joven, viuda y con mucho dinero, viaja a Buenos Aires a liquidar las propiedades de su difunto marido y ahí conoce a Antoine de Saint Exúpery. Lo de ellos fue amor a primera vista, él la invita a volar y ahí suceden una serie de incidentes pero Consuelo mantiene a raya a Antoine (Creo que ella me ha domesticado, dice Saint Exúpery. ¿Les suena?).

Se casan en contra de la voluntad de la familia del escritor ya que era odiada por la sociedad francesa por el hecho de ser extranjera, “venida de quien sabe dónde”. En realidad no le perdonaban que una mujer viuda y de origen indígena se ganara el corazón del escritor más famoso de Francia. La familia Saint Exúpery era terriblemente antisemita y para ellos ese matrimonio era peor aún que casarse con una judía. La única defensora de Consuelo fue su suegra y según sus propias palabras: “si su hijo la amaba, ella la amaba”.

Consuelo y Antoine vivieron 13 años de matrimonio intenso, él con sus frecuentes viajes, el gusto por la vida bohemia y sus múltiples infidelidades (“Vete a ver las rosas, que así comprenderás que la tuya es única en el mundo”. ¿Les vuelve a sonar?).

Según palabras de ella, ser la esposa de un piloto fue un suplicio, pero serlo de un escritor, fue un verdadero martirio. A pesar de sus peleas siempre estaban al pendiente uno del otro, ella era asmática como “La Rosa” (que tosía) y el Principito la tenía en un capelo para que no le pasara nada.

La sociedad francesa trató de no relacionar su nombre con el escritor y le propinaron tremendos desaires, y fue hasta hace pocos años que reconocieron que sin su influencia, El Principito no habría sido escrito.

Luis XVI

Seguro que muchas veces han visto en películas ambientadas en la corte francesa de Luis XVI, a señoras versallescas y emperifolladas abanicándose.

No crean que era para luchar contra el calor, no, sino para aventar los malos olores que exhalaban sus cuerpos bajo esos repujadísimos vestidos. Si, mucha joya… pero poco jabón…Ufffffff…

Festividad del día de la madre

FESTIVIDAD DEL DIA DE LA MADRE…

Los primeros orígenes de esta celebración se remontan al Antiguo Egipto, donde la diosa Isis, conocida como “Gran diosa madre”, entre otros muchos títulos, era objeto de culto y homenaje con tintes simbólicos y mitológicos por parte de su civilización.

La diosa Isis es una diosa egipcia, hermana y esposa de Osiris, que representa la madre, la reina y la diosa de todos los dioses.

Isis también es adorada como la gran maga, la reina del más allá y la diosa de la estrella. Reúne todos los atributos de las demás diosas de Egipto. Se creía que la estrella Sirio o Sotis, la estrella más brillante de la constelación de Orión, era la casa en el cielo de la diosa Isis.

Los primeros cristianos irán a asimilar el culto de Isis a la virgen María dándole la faceta maternal y protectora, así como también asimilaría la famosa iconografía de la virgen María con el niño Jesús en sus brazos.

Fue la única deidad del Egipto que fue adorada hasta en el Imperio Romano antes de que su culto fuese prohibido en el año 535 d.C.